Seguro que alguna vez has visto, sobre todo en carnaval, a alguien disfrazado de cuervo con una máscara con un largo pico puntiagudo y lentes de cristal. Pues bien, en el siglo XVII no se trataba de un disfraz, sino que era la versión de aquel entonces del actual equipo de protección individual (EPI), que los médicos utilizaban para protegerse de la temida peste negra.
Pongámonos en antecedentes
La peste bubónica es una zoonosis causada por la bacteria Yersinia pestis, que se encuentra en los roedores y otros pequeños mamíferos. La peste se transmite entre los animales y los humanos por la picadura de pulgas infectadas, por contacto directo con tejidos infectados o por inhalación de gotículas respiratorias infectadas.
Durante la Edad Media, a la peste bubónica se la llamó «peste negra». Tuvo su origen en Asia, pero llegó a Europa por la Ruta de la Seda y mató a la tercera parte de la población europea. Ha sido una de las enfermedades más letales de la historia de la humanidad, aunque actualmente afecta a menos de 5000 personas al año en todo el mundo.
El cuadro clínico consistía principalmente en fiebre alta, inflamación y sensibilidad a la palpación de los ganglios linfáticos (bubones), tos con hemoptisis y ennegrecimiento de la piel. Por entonces no tenía tratamiento, por lo que los médicos de la época se limitaban a administrar brebajes que ellos consideraban efectivos.
¿Por qué los médicos se «disfrazaban»?
La peste negra era muy contagiosa, pero se desconocía por qué. Primero se pensó que una de las causas de la enfermedad eran los olores pestilentes que emanaban de muchas calles. Por ello, inventaron las famosas máscaras con lentes de vidrio y nariz cónica con forma de pico que rellenaban con hierbas aromáticas y paja. El mecanismo era el siguiente: el aire entraba por la punta del pico y hacía un recorrido de unos 15 centímetros (longitud del pico) en el que se iba impregnando de las hierbas «protectoras» hasta llegar a las fosas nasales. Además, la paja funcionaba de filtro, por lo que el médico, supuestamente, no llegaba a respirar aire contaminado.
Como también creían que la enfermedad se transmitía por los poros de la piel, los médicos también se cubrían con guantes de piel, un sombrero de ala ancha y una larga túnica que les llegaba hasta los pies. Además, el atuendo se completaba con una vara para evitar tocar a los pacientes con las manos.
Esta vestimenta fue diseñada en 1630 por Charles de Lorme, médico personal de la realeza europea. Se utilizó por primera vez en París, pero después se extendió por el resto de Europa.
¿Las máscaras eran eficaces?
Los médicos pensaban que iban protegidos, pero muchos se contagiaron y murieron. Sin embargo, el atuendo se popularizó y hoy sigue siendo un símbolo de los peores años de la peste.
Así que, si la mascarilla o el EPI te molestan, piensa en cómo tenían que ir vestidos estos pobres médicos. Seguro que no te cambiarías por ellos, ¿verdad?
Referencias
- Máscaras siniestras contra la peste bubónica [Internet]. Historia National Geographic. 2020. [consultado 8 feb 2021].