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Palabras médicas cuyo significado tendrás que pensar 2 veces

Te contamos conceptos curiosos y errores comunes de algunos términos usados por los médicos.

A diario durante tu jornada de trabajo escribes a toda velocidad y puede que la rutina te impida pensar en el significado de las palabras que usas. Por eso, en esta entrada revisaremos algunos conceptos curiosos, errores y asunciones comunes de algunos términos utilizados por los médicos.

Los epónimos

En medicina era habitual que, si una persona descubría o definía una enfermedad, un signo o un síndrome, estos se bautizasen con el nombre del descubridor —o, más raramente, del paciente— como una forma de honrarlo.

No es raro que un mismo nombre se repita en diferentes contextos. Por ejemplo, Bouchard da nombre a los aneurismas de Charcot-Bouchard cerebrales y a los nódulos de Bouchard de la artrosis de los dedos. En otro ámbito, el cirujano Halsted ideó la mastectomía radical de Halsted, y el consecuente edema braquial postquirúrgico se conoce como síndrome de Halsted.

Es posible que un epónimo sea común en unos países, pero no en otros, lo cual genera confusión. Por este motivo, de forma paulatina se está intentando cambiar algunos epónimos hacia un nombre más descriptivo, como ocurre con la granulomatosis con poliangeítis (antes de Wegener), la granulomatosis eosinofílica con poliangeítis (de Churg-Strauss) o la polirradiculoneuropatía desmielinizante inflamatoria aguda (síndrome de Guillain-Barré).

Existe también interés en abandonar algunos epónimos cuyo nombre propio utilizó métodos poco éticos para su descubrimiento. Es el caso de las células exocrinas bronquiolares, antes células de Clara, estudiadas en cadáveres de la prisión de Dresde durante el período nazi.

Metástasis no significa estadio IV, y viceversa

En general, se asume que el estadio (que no estadío) más avanzado del cáncer se determina según la presencia o ausencia de metástasis.  Sin embargo, existen excepciones:

  • En la clasificación de la Organización Mundial de la Salud de los tumores primarios del sistema nervioso central, los tumores de grado 4 son aquellos de crecimiento rápido, alta tasa mitótica, con neovasos y áreas de necrosis.
  • En la clasificación de la Federación Internacional de Ginecología y Obstetricia de los tumores ováricos, el estadio 3 corresponde al tumor con metástasis en la cavidad abdominal fuera de la pelvis, es decir, con carcinomatosis peritoneal. El estadio 4 se reserva para las metástasis a distancia fuera de dicha cavidad.

Lupus, perniosis, sarcoidosis y tuberculosis

Muchas lesiones dermatológicas fueron descritas y nombradas antes de que se definiese bien la etiología y fisiopatología de las enfermedades que las causan.

Durante la Edad Media se llamó lupus a toda úlcera cutánea crónica con tendencia a crecer y «devorar» los tejidos circundantes como si se tratase de un «lobo hambriento». Sin embargo, hoy en día podemos encontrar:

  • Lupus vulgar: forma crónica de la tuberculosis cutánea.
  • Lupus pernio: lesión cutánea de la sarcoidosis.
  • Lupus discoide: forma cutánea de lupus.
  • Lupus eritematoso sistémico: enfermedad autoinmunitaria, cuyas consecuencias a nivel sistémico reciben el adjetivo de lúpico.

Por si fuera poco, una de las variantes de la lepra es la forma tuberculoide, e histológicamente también se ha definido la lepra tuberculoide sarcoidal.

Algunos apuntes etimológicos

Muchas palabras médicas han evolucionado desde que alguien les puso nombre hace cientos o miles de años. Aquí traemos algunos ejemplos curiosos:

  • Vértigo y vértebra comparten la raíz latina vertêre, que significa ‘girar o dar la vuelta’. Así, las vértebras permiten la rotación del tronco, mientras que en un episodio de vértigo sentimos que todo da vueltas a nuestro alrededor.
  • Es en la zona del hueso temporal donde aparecen las primeras canas, síntoma del paso del tiempo.
  • Carótida procede del griego karōtēs καρώτης ‘adormecedor’: si se aprieta el cuerpo carotídeo se pierde la consciencia.
  • Hígado: el término latino para este órgano era iecur. Un plato gourmet habitual en el imperio romano era el hígado con higos, el iecur ficātum. Con el tiempo el término iecur se perdió y nos quedamos solamente con ficātum, el actual hígado.
  • Alopix en griego significa ‘zorra’, y este animal suele mudar su pelo y quedar calvo —alopécico— una vez al año.
  • Hematíe es la única palabra en castellano que termina en -íe. Esto se debe a una mala traducción del francés, pues lo lógico habría sido conservar el género femenino (y dejarlo como hematía), o interpretarlo en latín y traducirlo como hemacia.

Por último, merece la pena repasar la palabra clínica, procedente del griego klínein, que significa ‘inclinar o apoyar’. El klinikós iatrós es el médico encargado de la atención de los enfermos encamados. En latín se llamó clinicus a la enseñanza práctica junto a la cama del enfermo, acepción que llegó hasta el siglo XX: hospitales clínicos y médicos clínicos son aquellos que, tradicionalmente, también eran docentes. Hoy el adjetivo clínico se usa para definir todas las especialidades médicas que tienen contacto con los pacientes, en contraposición a las no clínicas ―como la anatomía patológica―, y para todo lo que tenga que ver con los pacientes en su sentido más amplio (como, por ejemplo, ojo clínico).

En conclusión, el lenguaje médico está en constante evolución, y términos que un día tenían sentido hoy lo han perdido, pero se siguen usando. Es interesante recordar de vez en cuando el origen de la medicina para poder apreciar cuánto ha avanzado, sobre todo en el último siglo.

Referencias

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