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Redes sociales científicas, el trampolín perfecto para promocionar tu investigación

Las redes sociales han revolucionado el mundo de la comunicación. Gracias a ellas podemos relacionarnos con gente de todo el mundo, participar en innumerables debates, compartir todo tipo de archivos y mantenernos informados en todo momento. No es de extrañar que, con estas características, se hayan convertido en un elemento imprescindible en nuestro tiempo de ocio y nuestra vida social. Pero ¿y si te dijera que puedes utilizar las redes sociales para sacar el máximo partido a tu investigación?

¿Por qué debes utilizar las redes sociales?

Las redes sociales, gracias a su versatilidad y su alcance, son ideales para facilitar algunas de las tareas a las que te enfrentas en tu día a día como investigador, como, por ejemplo:

  • Compartir resultados con otros colegas. Muchas plataformas permiten alojar las publicaciones en las que hayas participado —siempre y cuando se respeten los permisos de las editoriales—, lo que aumenta la visibilidad y el impacto de tu trabajo y mejora tu reputación como investigador.
  • Divulgar ciencia para el público general. Según la Encuesta de Percepción Social de la Ciencia realizada por la FECYT en 2020, más del 60 % de los ciudadanos se informan sobre temas de ciencia y tecnología a través de las redes sociales. Estos datos deberían animarte a utilizar las redes para contar a los ciudadanos en qué consiste tu línea de investigación, por qué es importante y cómo puede repercutir en sus vidas. Además, puedes invitar a la población a que participe, exponga sus preocupaciones o trate de solucionar sus dudas.
  • Obtener fondos. Difundir tu trabajo y concienciar acerca de su relevancia es esencial para despertar el interés de las instituciones y puede favorecer que obtengas financiación para dar continuidad a tu línea de investigación.
  • Contactar con otros científicos. Uno de los aspectos más sociales de las redes es la capacidad para crear lazos con otras personas. De este modo, puedes conocer a otros investigadores con los que compartir tus dudas e intereses o, incluso, poner en marcha proyectos de colaboración.
  • Acceder a publicaciones científicas. La mayoría de las redes sociales científicas actúan como repositorios desde los que se pueden descargar publicaciones a texto completo, incluso las comunicaciones a congresos y otros trabajos más difíciles de encontrar en los buscadores clásicos.
  • Resolver dudas. Muchas redes cuentan con foros o secciones en los que puedes plantear tus dudas o pedir consejos al resto de la comunidad, por ejemplo, sobre cómo llevar a cabo un procedimiento experimental o cómo elegir el método estadístico más apropiado para tu investigación. ¡Es lo más parecido a compartir despacho con un número infinito de expertos!

Las ventajas de las redes sociales

Es cierto que también puedes realizar muchas de estas actividades mediante los canales «clásicos», como las revistas científicas o los congresos. Sin embargo, reconocerás que resulta difícil competir con las múltiples ventajas de las redes sociales:

  • Son fáciles de utilizar y más accesibles, ya que normalmente basta con registrarse de forma gratuita en la plataforma correspondiente para utilizarlas.
  • Permiten una comunicación más rápida, a veces incluso en tiempo real.
  • La comunicación puede ser bidireccional, lo que permite disfrutar de debates científicos con otros profesionales o con los ciudadanos de a pie.
  • Pueden utilizarse desde cualquier sitio y en cualquier momento.
  • Facilitan el acceso a públicos masivos, lo que permite que los resultados lleguen a más personas que, además, pueden tener perfiles muy variopintos.

Eso sí, no hay que perder de vista las limitaciones de las redes sociales. Precisamente la inmediatez y la facilidad de acceso favorecen la propagación de bulos y, en ocasiones, hacen que la cantidad prevalezca sobre la calidad. Por eso, tal y como ocurre con otros aspectos de la ciencia, se deben utilizar estas herramientas con rigor y espíritu crítico.

Redes sociales científicas

Por supuesto, conviene tener presencia en las redes sociales generalistas como Facebook, Twitter o Instagram, especialmente si tu objetivo es dar a conocer tu campo de investigación al público general. Con LinkedIn puedes ir un paso más allá, ya que, al ser una red enfocada al trabajo, permite conectar con otros profesionales o incluso con empresas e instituciones con las que establecer colaboraciones en el futuro.

Pero si buscas algo más especializado, no te pierdas este listado de redes sociales específicamente desarrolladas para investigadores:

  • ResearchGate. En funcionamiento desde 2008, es una de las más conocidas y cuenta con 20 millones de usuarios. Uno de sus puntos fuertes es que permite acceder a las publicaciones alojadas en la plataforma o, si no están disponibles, solicitarlas a los autores con poco más que un simple clic. Además, si creas un perfil de investigador, podrás seleccionar los temas que te interesan para recibir recomendaciones personalizadas, seguir a otros investigadores e interaccionar con ellos a través de mensajes directos o participar en foros y grupos de discusión.
  • Academia.edu. Fundada también en 2008, a día de hoy tiene más de 160 millones de usuarios. Es muy parecida a la anterior, ya que también permite alojar publicaciones, contactar con otros investigadores y recibir recomendaciones en función de tus intereses y tus últimas lecturas.
  • Mendeley. Aunque esta herramienta es más conocida por su faceta como gestor bibliográfico, también funciona como red social de investigación. Al igual que las demás, actúa como un repositorio en el que alojar tus publicaciones, permite contactar con otros investigadores, recibir recomendaciones basadas en la afinidad y unirte a grupos públicos o privados para compartir recursos, abrir debates o colaborar en proyectos.

La lista de redes sociales científicas no deja de crecer y en los últimos años han aparecido otras alternativas, como Loop —gestionada por la editorial Frontiers Media— y Labroots —especializada en difundir contenido visual—, entre otras.

Conclusiones

Las redes sociales se pueden convertir en el escaparate de tu producción científica y en un espacio de colaboración con tantas personas como puedas imaginar. ¿Te animas a probarlas?

Referencias

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